jueves, 23 de agosto de 2012


Lo que me gusta de tu cuerpo... 

Lo que me gusta de tu cuerpo es el sexo.
Lo que me gusta de tu sexo es la boca.
Lo que me gusta de tu boca es la lengua.
Lo que me gusta de tu lengua es la palabra.

 Julio Cortázar




Hay sentimientos que no necesito escribir porque se me adelanto algún genio, y lo reflejó tan bien que ninguna palabra podría expresarlo mejor. 

martes, 10 de abril de 2012

Quisiera hablarte
Quisiera tan sólo decirte lo que siento
Quisiera contarte lo que cambiaste en mí
Quisiera  mostrarte que soy tu otra mitad
Quisiera que te dieras cuenta  que estas sumergido en mis pensamientos día y noche
Quisiera dedicarte una canción
Quisiera tener tu olor en mi ropa
Quisiera estar en tus pensamientos
Quisiera no ahogarme cuando te veo
Quisiera poder mirarte y no sentir que voy a morir al instante
Quisiera que vieras lo feliz que soy al ver tus fotos
Quisiera que supieras todo lo que soy capaz de hacer por tenerte
Quisiera que dejaras de ser inalcanzable
Pero más que nada quisiera que pudieras leer esto.

domingo, 8 de abril de 2012

Tatuado con agua y sal

Las lágrimas caían lentamente de mis ojos, impulsadas por una fuerza mayor que la propia gravedad. Ellas discurrían por su propio cauce en mi nariz, bajaban hasta mis mejillas  dibujando nuestro primer saludo, nuestro primer tímido saludo en una tarde de abril, tus ojos hipnotizando a los míos, un –hola – quebrado por los múltiples latidos de mi corazón agitado, una historia recién comenzada. Seguían bajando como inspiradas por la emoción de un poeta hasta llegar a mis labios, entre las curvas de ellos dibujaban aquel primer beso, aquel primer beso con sabor a tabaco y miel, suave como el terciopelo.  Las lagrimas cada vez con mas vida bajaban por la curva de mi mentón hasta llegar a mi cuello, ahí esbozaban tu intenso olor impregnado en cada capa de mi piel. Caían quemando mi piel por mis hombros, bajaban por mis brazos hasta llegar a mis manos trazando la textura de tu piel, de tu pelo y de tu barba, escurrían por mis dedos cayendo en mi cintura y en mi vientre, en el dibujaban las mariposas que sentía cuando tu voz viajaba en ondas a mis oídos. Las lágrimas tristes caían por mis piernas con la melancolía con la que se recuerda el pasado, trataban de afirmarse de los poros de mi piel pero su cauce estaba marcado en mi piel como una vida escrita por las manos del destino, caían por mis rodillas, cada vez con más velocidad llegaban a mis pies, se posaban escondidas entre mis dedos como queriendo huir de un adiós premeditado, de un beso con sabor a nunca mas, de una mirada con color a muerte.